15 diciembre 2005

RESEÑA: El Señor de los Anillos (05)

LIBRO I: LA COMUNIDAD DEL ANILLO
PRIMERA PARTE
5.- VIAJE HACIA RIVENDEL

A la mañana siguiente, los hobbits y Aragorn fueron a comprobar si su trampa había dado resultado. Descubrieron horrorizados que, de haber pasado la noche allí, hubiese sido su fin. Pero, si ellos estaban a salvo, no podían decir lo mismo del resto de su equipaje. Los poneys que los acompañaban habían desaparecido y, junto con ellos, parte de sus cosas.

En tal situación, tuvieron que buscar, al menos, un poney para llevar parte de su equipaje y cuál sería su sorpresa al descubrir que el único disponible pertenecía al truhán de turno (y uno de los más curiosos tras la llegada de los hobbits a Bree). Obviamente, si lo querían tendrían que pagar un alto precio por él (exactamente el triple de su valor).

No les quedó más remedio que aceptar y, tras haber dispuesto lo poco que les quedó (y algo de comida que les dio el posadero), emprendieron viaje. Como es de suponer, su plan inicial de abandonar Bree a primerísima hora del día quedó desbaratado, teniendo que irse cuándo la población bullía de actividad. A raiz del incidente del día anterior en la posada, es lógico decir que su marcha no pasó desapercibida para nadie.

Una vez lejos de las zonas habitadas de los alrededores, comienza el calvario para los hobbits, ya que han de abandonar el camino principal para intentar despistar a sus extraños perseguidores, ahora que saben que están muy cerca de ellos. Así, habrán de atravesar bosques, zonas casi desérticas, pantanos, ... para, a medio camino de Rivendel, alcanzar la « Cima de los Vientos ».

Tal como les contó Aragorn, dicho lugar tenía una historia que se remonta muy lejos en las edades del hombre. Se trataba de un lugar de triste recuerdo para muchos, por haber sido lo que quedaba de un reino malvado habido en tiempos. Como era un lugar situado a medio camino de su destino, y como no había alternativas mejores, decidieron pasar allí una de las noches del viaje.

Tras un breve reconocimiento del lugar, decidieron acceder a la cima propiamente dicha, desde donde se divisaba bunea parte de las tierras de alrededor. Como suele pasar cuando hay cerca un peligro, eso fue un error, ya que si ellos podían ver a lo lejos, también eran ellos visibles a larga distancia para el enemigo... y así fue.

Esa noche tuvo lugar su primer encuentro con sus perseguidores. y fue entonces cuándo Frodo tuvo conciencia de su poder y del poder que en él y en ellos ejercía el Anillo. Cuando los cinco Jinetes Negros que venían tras ellos los rodearon, un poder extraño para Frodo le impulsó a ponerse el Anillo. Así lo hizo, pudiendo conocer con detalle a sus enemigos. Pero, en ese momento, Frodo sufrió un grave ataque por parte del « líder » del grupo enemigo, que consiguió clavarle un puñal a la altura del hombro. Conseguido ese objetivo, y tras la resistencia ofrecida por los demás, los Jinetes Negros se marcharon, comenzando el calvario para Frodo.

Efectivamente, al darse cuenta Aragorn de lo ocurrido, sus temores aumentaron. Frodo había sido herido por un arma del enemigo, que se desintegró en cuanto Aragorn la cogió. Su estado era grave, ya que comenzaba a quedarse sin fuerza en el brazo próximo a la herida, lo que obligó al grupo a acelerar la marcha, si querían llegar a Rivendel y poder salvar la vida de Frodo.

El mayor ritmo de viaje perjudicó notablemente a Frodo, aparte de por su estado, por el hecho de que, de nuevo, decidieron alejarse del camino principal, para intentar escapar de sus enemigos. Dicho desvío los llevó muy al Norte de su objetivo, transitando por una zona conocida para los hobbits debido a las historias de Bilbo: cierto lugar donde tuvieron que hacer frente a su primer peligro en el viaje narrado en « El Hobbit ». Ese hecho y, sobre todo, el recordar cómo Bilbo y los enanos habían salido vivos, levantó la moral de Frodo, lo que le permitió afrontar la última etapa de su viaje hacia Rivendel.

Como pasa a menudo, en momentos de dificultad, aparece ayuda adicional. Así les ocurrió a los viajeros esta vez, cuando la llegada de Glorfindel, un elfo residente en Rivendel les vino a traer esperanza y una oportunidad de huir. Pero para Frodo significó aumentar todavía más el ritmo de viaje, aunque ahora fuese a lomos del caballo del elfo, lo que iba en perjuicio de su estado físico.

Cuando parecía que llegarían a Rivendel, en el último tramo del camino tuvieron que hacer frente a sus enemigos. Esta vez llegaron al completo: los cinco que los atacaran en la « Cima de los Vientos » y otros cuatro más. Nueve en total, aunque los cuatro recién llegados se dirigieron a por Frodo quien, a lomos del caballo del elfo, emprendió la huída al galope hacia el vado que permitía cruzar el río y llegar a Rivendel.

Una vez al otro lado, tras sortear a dos de sus enemigos, Frodo comprobó cómo el río engullía a sus perseguidores, debido a una extraña crecida, cuando éstos intentaron cruzarlo. Comprobado que el peligro había, aparentemente, desaparecido, Frodo desfalleció.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

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