26 diciembre 2005

RESEÑA: El Señor de los Anillos (06)

LIBRO I: LA COMUNIDAD DEL ANILLO
SEGUNDA PARTE
1.- EN CASA DE ELROND DE RIVENDEL

Afortunadamente para todos nosotros, Frodo despertó en Rivendel, aparentemente recuperado, pero con un montón de preguntas en la cabeza, preguntas a las que se prestó a responder Gandalf, sentado al lado de su cama y muy preocupado por su estado. Tras un breve resumen de lo que le había sucedido a él y a los demás, tocó el reencuentro con el resto de compañeros de viaje. Pero no sólo fue con ellos, sino que también hubo un reencuentro mucho más deseado para Frodo: con Bilbo.

Tras los reencuentros, tuvo lugar una de las escenas más importantes para el desarrollo de la obra y de la aventura: el Concilio de Elrond. Éste consisitió en una reunión a la que fueron llamados numerosos representantes de los diferentes pueblos de la Tierra Media (enanos, elfos, hombres,...) para decidir acerca del destino del Anillo y, consecuentemente, de su propio futuro como pueblos ante la ofensiva que se empezaba a gestar desde Mordor.

Este capítulo en el libro es uno de los más extensos, precisamente por la complejidad de lo que aquí se cuenta. Así, brevemente, decir que los representantes de las diferentes razas de la Tierra Media exponen, cada uno, sus propias noticias acerca de la situación en la que se encuentran, poniéndose en claro muchas cosas. Dos son, sin embargo, las que considero más importantes para el futuro desarrollo de la aventura:

La primera, la huida de Gollum de los calabozos de los elfos del Bosque Negro, donde había sido confinado por Gandalf y Aragorn tras haberlo encontrado vagando por las cercanías de Mordor y la segunda, pero no menos importante, la traición de Saruman, el Mago Jefe del Consejo de Magos hacia las diferentes razas de la Tierra Media, al pretender erigirse en soberano absoluto del mundo, si lograba hacerse con el Anillo Único.

Expuestas las razones de unos y otros, tocó determinar qué se iba a hacer del Anillo, quedando dos posibilidades: esconderlo y prepararse para la batalla o, la más arriesgada, destruirlo en el lugar donde fue forjado: los fuegos del Monte del Destino, en pleno corazón de Mordor. No sin polémica se optó por la segunda opción y, al efecto, hubo que decidir cómo se llevaría allá.

Pese a sus iniciales deseos de volver a su hogar, vista la tensión existente, Frodo optó por ofrecerse voluntario para cumplir el encargo del Concilio. Habiendo ya quien portara el Anillo, lo siguiente fue buscarle unos compañeros de viaje adecuados: como lo que se decidía era el destino de la Tierra Media, se acordó enviar a un representante de los diferentes pueblos del mundo. Por eso, acompañaron a Frodo en su viaje Legolas (por los elfos), Gimli (por los enanos), Boromir y Aragorn (por los hombres) y, por supuesto, Gandalf, lo que hacía seis viajeros pero, como los principales sicarios del enemigo eran los Nueve Jinetes Negros, se optó por igualar fuerzas. Faltando tres puestos por cubrir, entraron en escena los demás hobbits, que pidieron poder acompañar a Frodo. Pese a las reticencias de Elrond, se accedió, formándose así la Comunidad del Anillo.

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