18 marzo 2006

RESEÑA: El Señor de los Anillos (13)

LIBRO II: LAS DOS TORRES
PRIMERA PARTE
3.- EL BOSQUE DE FANGORN (II)

Continuando dentro del Bosque de Fangorn, conviene centrarse ahora en las aventuras de los « rescatadores » Aragorn, Legolas y Gimli, pues también ellos tuvieron ciertas historias dentro de Fangorn.

Así, la primera impresión que tuvieron al entrar en el lugar la expresó perfectamente Legolas. El bosque era viejo, muy viejo. Casi hacía sentirse joven al elfo. Pero no era eso lo único que se percibía. El propio elfo advirtió una gran cólera por algo que no llegó a entender. Era como las olas que se forman al tirar una piedra a un estanque de aguas tranquilas, lo que no contribuyó a calmar las preocupaciones de los aventureros (máxime estando internados en un bosque capaz de transmitir sus sentimientos, con un enano llevando un hacha :-D).

Obviamente, nosotros jugamos con ventaja puesto que ya sabemos lo que les pasaba a los árboles. Las noticias que habían llevado los hobbits con su llegada días atrás era lo que tenía conmocionados a los árboles pero eso, claro está, no lo sabían ni Aragorn, Legolas o Gimli, quienes, con Aragorn al frente, continuaron su tarea de rastreo de los hobbits.

Siguiendo sus huellas, llegaron a la colina a la que éstos habían ascendido, lugar en el que se produjo su encuentro con Bárbol. Hasta allí subieron Aragorn y los demás, quedándose sorprendidos por unas extrañas marcas que allí se observaban (las « huellas » de Bárbol). Estando en la cima, observaron a un extraño anciano que se acercaba por el bosque, vestido de blanco. Lógicamente, lo primero que les vino a la cabeza fue que se trataba de Saruman, con lo que se prepararon para atacarlo sin darle opción a hablar, por miedo a sus habilidades oratorias.

Tras intercambiar unas brevísimas palabras y, estando dispuestos para el ataque, Legolas descubre que, por alguna extraña razón, no quiere disparar al extraño anciano y, cuando lo hace, obviamente, la flecha que le disparó yerra el blanco. Al resto le ocurrió algo similar, lo que los dejó todavía más atemorizados dado que, aparentemente, estaban a merced del mago. Pero en ese momento, el extraño anciano descubrió su cabeza y la sorpresa de todos ellos fue mayúscula al descubrir que el anciano que tenían enfrente y al que estuvieron a punto de atacar era Gandalf.

Tras la morrocotuda sorpresa y, cómo no, tras disculparse por su actuación (actitud agradecida, sin embargo, por el mago), a petición del grupo, Gandalf los puso brevemente al día de lo que le había ocurrido. Así, nos enteramos de su feroz combate con el Balrog mientras caían hacia las profundidades de la montaña, donde Gandalf descubrió la existencia de otras criaturas mucho más antiguas que el mundo; de su perssecución a través de la llamada « escalera interminable », quedando Gimli sorprendido al saber que, de verdad, existía y del combate final en la cima de las montañas, lugar en el que Gandalf abatió al Balrog, destruyendo parte de las montañas y de la famosa escalera. También les cuenta que, tras el combate, fue rescatado por el Señor de las Águilas y llevado a Lothlórien, donde se recuperó y fue dotado de nuevos poderes, prueba de ello es su nuevo atuendo. Así, ha dejado de ser Gandalf el Gris para convertirse en Gandalf el Blanco.

Después de esta breve puesta al día, Gandalf los persuade de que olviden por el momento a los hobbits, ya que se encuentran en buenas manos y se centren en un nuevo frente: socorrer a los hombres de Rohan del peligro con el que los amenaza Saruman, con lo que abandonan el bosque, recuperan sus cabalgaduras y se dirigen raudos hacia Meduseld, capital del territorio de la Marca de Rohan y hogar del Rey Theoden.

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